La piel deshidratada es aquella que ha perdido su equilibrio natural de agua, lo que provoca que luzca apagada, tirante y menos elástica. No es un tipo de piel permanente, sino una condición que puede afectar a cualquiera, incluso a quienes tienen piel grasa o mixta. Mantener un buen nivel de hidratación es clave para que recupere su aspecto saludable.
Cuando la piel está deshidratada, su barrera natural se debilita, lo que facilita la pérdida de humedad. Esto puede ocurrir por factores externos como el clima, la contaminación o el uso de productos muy agresivos, y también por causas internas como la falta de consumo de agua o ciertos hábitos diarios.
A diferencia de la piel seca, la deshidratación es temporal y puede mejorar con cuidados adecuados y hábitos saludables.
La piel deshidratada suele presentar un aspecto apagado y menos elástico. Al tacto, puede sentirse tirante y áspera en algunas zonas, y en ocasiones pueden aparecer pequeñas escamas o descamaciones superficiales. Otro signo común es que el maquillaje no se fija bien, ya que las bases o polvos tienden a marcar más las líneas de expresión y la textura irregular de la piel.
Además, es frecuente que al sonreír o hacer gestos se noten más pliegues de lo normal. Este aspecto no está relacionado necesariamente con la edad, sino con la falta de hidratación adecuada.
Existen varios motivos por los que la piel puede perder su nivel óptimo de agua. Entre los más frecuentes están:
En muchos casos, la combinación de varios de estos factores agrava el problema, haciendo que la piel tarde más en recuperarse si no se le brinda un cuidado constante.
La piel deshidratada suele manifestarse con una combinación de sensaciones y signos visibles. Si notas tirantez después de lavarte el rostro, un aspecto apagado incluso usando cremas, o pequeñas arrugas más visibles, es probable que esté deshidratada.
Otra señal clara es que, al aplicar maquillaje, este no se difumina bien y parece resaltar imperfecciones o zonas secas. Si identificas varios de estos signos, es momento de incorporar hábitos que ayuden a restaurar la hidratación, como usar productos suaves, aumentar la ingesta de agua y proteger la piel frente a factores externos.
La piel deshidratada es una condición que puede afectar a cualquier persona y que, si no se atiende, puede hacer que luzca cansada y sin vitalidad. Reconocer sus signos, conocer sus causas y aplicar cuidados simples es la mejor forma de devolverle su suavidad y luminosidad. Mantener un equilibrio de hidratación no solo mejora su apariencia, sino que también fortalece su salud y resistencia frente a los factores que la afectan día a día.
¿Cómo se cura la piel deshidratada?
La piel seca suele responder bien a las medidas relacionadas con el estilo de vida, como usar cremas humectantes y evitar bañarse y ducharse con agua caliente durante mucho tiempo. Si tienes la piel muy seca, el médico puede recomendarte un producto humectante formulado según tus necesidades.
¿Qué puedo tomar para hidratar mi piel desde dentro?
Ciertas frutas como el melón, la sandía o el pepino, así como verduras de hoja verde, ayudan a hidratar el cuerpo. Además, los antioxidantes presentes en estos alimentos combaten el daño oxidativo que deshidrata la piel desde dentro.
¿Qué causa la deshidratación de la piel?
Es una afección común que afecta a personas de todas las edades. La piel seca, también conocida como xerosis o xerodermia, tiene distintas causas, entre las que se incluye el tiempo frío o seco, el daño por exposición al sol, los jabones agresivos y bañarse de más.